(Escrito en vísperas de la ruptura)
I. Muerte en Venecia
El calor me hace sudar y mis cejas se despintan. En el anhelo de buscar mi juventud perdida pedí que las retocaron con un lápiz negro. Estoy a la orilla de un oscuro mar veneciano en la contemplación de una figura inalcanzable que se va, desdibujada, hasta que se pierde... Adiós, Tadzio, te veo sonreír con otros jóvenes como tú. Mientras yo, Gustav, te toco a lo lejos con mi mente. ¿Cómo me ves, cuando los años ya no se cuentan de cinco en cinco, sino de diez en diez, ¿o más bien de veinte en veinte?
II. Las horas
Echo piedras pesadas en los bolsillos de mi abrigo viejo y entro en el lago cada vez más. Conozco la fragilidad de mi mente (peor aún, la de mis sentimientos) y sé que no hay marcha atrás. Las aguas profundas me esperan. Por fin, Virginia, ¡deja ya de sentir y abraza esa anhelada muerte líquida!
III. Elling
Entro a un simple restaurante y ¡cómo me cuesta!: “Es como cruzar la Antártida”,me digo. Soy Elling y en estos momentos temo a todas las miradas. Tal vez pueda tropezarme, no lo sé. ¿Qué si tengo miedo? Por supuesto, nunca podría negarlo.
IV. Indochina
Estoy semidormida en un fumadero de opio. Me llamo Eliane. Perdí el amor, perdí Indochina.
lunes, 30 de agosto de 2010
lunes, 23 de agosto de 2010
AMOR COMO LUNA BRILLANTE

Sueño con tu pelo lleno de luciérnagas, amor que no conozco todavía. Te pienso y te dedico mis canciones. ¿Dónde estás? Te espero, y supongo que llegarás algún día... No tardes, y te daré las estrellas que guardo en un frasco de cristal, una hoja de liquidámbar, y los días marcados en el calendario en los que te he esperado e imaginado en mis ensoñaciones.
Y si desafortunadamente nunca llegas, sé que estoy enamorada del amor, y es una de las las partes que me mantiene viva, con una esperanza infinita. Si llego a conocerte serás como una luna brillante que se asome por mi ventana.
PERICLES: Dedicado a todos los perritos callejeros que habitan en esta Ciudad de México

Tiqui tiqui tiqui tiqui camina y camina con sol, con lluvia, con frío. Su panza está vacía, tiene días sin comer, solo agua sucia ha tomado. Una mirada perdida sin saber que hacer ni a dónde dirigirse. Le duele su estómago por tantas lombrices que ha acumulado desde que nació. Aún así sigue con su andar cansado y temeroso.
Tiqui tiqui tiqui tiqui se cansa de su andar, se sienta y se lame sus patas acalambradas. Su lengua no es capaz de darle alivio, pero aún así se levante y continúa su búsqueda de un poco de alimento en los basureros, en las calles, en los mercados.
Tiqui tiqui tiqui tiqui un niño le da una pedrada en su cabeza y un señor le propina una patada en sus costillas. ¿Por qué le pegan? No logra entender el por qué de los golpes, solo siente un enorme dolor, un enorme espanto por las personas, un miedo atroz por la vida.
Tiqui tiqui tiqui tiqui hay lluvia y una buena alma le pone una playera, pero siente un frío intenso que le cala los huesos. No puede dormir con esa playera húmeda y con su dolor de garganta. Se acuesta al lado de un pastor alemán para sentir un poco de calor, por momentos logra descansar sus penas, un poco de alivio de no ser golpeado y sus sueños están con un poco de cariño y con un trozo de pan en su panza.
Tiqui tiqui tiqui tiqui Alicia le da algo de comida y él comienza a comer, pero ve que su mano amiga se aleja. ¿Qué hacer?, ¿comer para mitigar su hambre o seguirla para buscar un poco de cariño? Deja la comida y la sigue. Camina y camina solo atrás de ella, esquiva autos y personas, cruza avenidas y calles. Se echa a las puertas de un colegio a esperarla y ahí queda quieto con la paciencia de un perro callejero sabio. Ya se ha hecho de noche y por fin sale su amiga y nuevamente la sigue. No hay nada.
Tiqui tiqui tiqui tiqui ha encontrado un hogar y ha dejado de ser un perro callejero. Ahora lo llaman por su nombre y él mueve gustoso su cola. Pericles se llama y es todo café; es feliz porque come a la hora que quiere, tiene un amigo perro de nombre Huitlacoche y un gato llamado Garabato. Todos los días está contento porque le dan el amor que siempre buscó.
Gerardo Paredes (7 de Junio de 2010)
sábado, 14 de agosto de 2010
EL ILUSIONISTA

Me da la impresión que estuve con un ilusionista en estos últimos años de mi vida. Involucrada sin saberlo como co-protagonista en su espectáculo, mezcla de absurdo y de engaño. El gabinete del doctor Caligari. Falso trasfondo y doble intención: una que se le muestra al público; pero otra secreta, oculta y llena de artimañas. Es la farsa del personaje que envuelve hábilmente a actores y espectadores.
(¿O fui una marioneta que desconocía los hilos invisibles que me movían, manejada por un titiritero en una carpa de pueblo?)
Terminó la función... El farsante se quita su disfraz y lo veo como realmente es. Los actores descansan y retoman sus vidas cotidianas... Nada es igual, hay una amargura y desilusión que quedan en mí como sedimentos arenosos.
lunes, 2 de agosto de 2010
Gato amarillo
Un día, no recuerdo cuando, un gato amarillo se metió a mi casa. Entró, decidido a compartir su vida conmigo y con los perros. Tiene rayas café claritas, y ya forma parte mi familia animal.
Cuando llevo a los perros a pasear, sale entusiasmado con nosotros. Si nos cruzamos con las personas que caminan por ahí, se esconde entre los prados, pero jamás nos pierde de vista y disfruta el paseo. Es parte de mi vida; y de un agradable microcosmos que yo misma he construído, donde los animales son queridos y cuidados. Es nuestro santuario de tranquilidad, ellos y yo nos protegemos, y los breves momentos de soledad los resolvemos juntos. Tarkovski en una entrevista dijo: "Los animales son inocentes. Sin embargo, los hombres mienten porque aprenden que de esa manera pueden obtener algo; por eso me gustan tanto los animales." Desde que leí eso, aprecio más a fondo la inocencia de estos hermosos seres.
Cuando llevo a los perros a pasear, sale entusiasmado con nosotros. Si nos cruzamos con las personas que caminan por ahí, se esconde entre los prados, pero jamás nos pierde de vista y disfruta el paseo. Es parte de mi vida; y de un agradable microcosmos que yo misma he construído, donde los animales son queridos y cuidados. Es nuestro santuario de tranquilidad, ellos y yo nos protegemos, y los breves momentos de soledad los resolvemos juntos. Tarkovski en una entrevista dijo: "Los animales son inocentes. Sin embargo, los hombres mienten porque aprenden que de esa manera pueden obtener algo; por eso me gustan tanto los animales." Desde que leí eso, aprecio más a fondo la inocencia de estos hermosos seres.
Interrogante
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