domingo, 25 de julio de 2010

Rosas silvestres



Supe que había una Feria de Plantas en el Parque de la Bombilla. Salía de mi terapia y ví el anuncio. ¿Iría? ¡Era tan cerca de ahí! No había salido sola desde que me llegó el desgano y la falta de energía; justificadas, claro. Por tres semanas me había encerrado en mi cueva como un animal lastimado.

El cielo estaba nublado y era agradable caminar lentamente por Insurgentes. ¡Tanto que me gustan las plantas! Al acercarme al parque, caminé más rápido! Este domingo era el último día de la feria, así que tuve suerte. Los vendedores eran de Xochimilco y las plantas estaban baratísimas. No me importó nada, y con todo mi amor compre rosales y rosales, y más rosales con flores pequeñas, cercanas a su estado silvestre: amarillas, color chabacano, amarillas con vetas rojas, blancas, rosa fuerte, entre tantas. Las vendedoras del puesto me ayudaron a cargarlas y me desearon mucha suerte (siempre he pensado que ese trabajo es precioso). Subí a un taxi y estaba maravillada ante los colores y el agradable olor de las flores; de las plantas vivas que mañana temprano sembraré en el prado, frente a mis ventanas. El conductor me ayudó a cargarlas en sus bolsas y a acomodarlas en mis brazos y manos para llevarlas al departamento.

Ahora mi mesa está llena de rosales de múltiples colores que esperan a que las siembre para aprovechar esta temporada de lluvias que les ayudará a arraigarse, a crecer y a florear con toda su vida y energía.

3 comentarios:

  1. Tómales una foto antes de sembrarla, creo que sería intereaante verlas en conjunto. Y si puedes me mandas una a mi correo.

    Felicdades por tu texto, es bastante descriptivo y hasta aquí me llegan sus olores y sus colores.

    Hasta luego

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  2. Te va a interesar este blog: http://www.guerrillagardening.org/index.html

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  3. Lindísimo el blog, Ana, y la idea es sensacional. Es algo muy vital: es la conquista ilícita para que las plantas y sus flores nos alegren la vida.

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