domingo, 31 de octubre de 2010

LA CATRINA






"Las campanas de mi pueblo,
tocando están por un muerto,
tienen razón, ya no existo
porque no estoy en tu pecho"

Copla de Herencia Lírica Mexicana


Cada vez se acerca más el Día de los Muertos. Anoche llovió fuerte sin ser época de lluvias, por eso alguien dijo que "lloraron los muertitos"; tal vez ven algo en la Tierra que los hace llorar. Mi ofrenda a mis queridos difuntos está casi lista, y sé que sus espíritus vendrán a visitarme. Los guiarán las luces de las veladoras y el olor del copal que se desprenda del brasero encendido. Se alimentarán del aroma de las ofrendas. A mi mamá, su pan de muerto; y a mi papá, su café turco.

Hoy cómo ningún otro año me gustaría vestirme de Catrina. Un vestido largo y negro, el sombrero negro de ala ancha y elegante, con flores secas o marchitas, y un velo del mismo color que me tape la cara. Mi cara pintada de blanco, con los ojos sombreados como cuencas de calavera: la boca oscura, apenas delineada. Saldría a la calle al anochecer sin que nadie me reconociera, sola como la Catrina, y tan muerta como ella. Cantaría en voz muy baja:"...tienen razón, ya no existo porque no estoy en tu pecho". Y sucede que no estoy en el pecho de nadie, tal como lo expresa la canción. Entonces estoy muerta, y si a las feministas les incomoda mi postura romántica ante la vida, es algo que no me importa. He deseado con todo mi corazón sentirme amada, pues es para mi tan necesario como el aire que respiro.

Caminaría muy erguida por las calles vestida como Catrina hoy, mañana y pasado mañana. Así, por fin dejaría de sentir: privilegio de los muertos. Caminaría acompañada por mi nostalgia eterna, por la añoranza de un beso amoroso acompañado de un abrazo ardiente.

Siempre escucharé mis poemas o canciones de amor favoritas, y sentiré imaginativamente que me las dedica alguien amado:
"Lo que conoces es tan poco
lo que conoces de mí
lo que conoces son mis nubes
son mis silencios son mis gestos
lo que conoces
es la tristeza de mi casa vista de afuera
son los postigos de mi tristeza
el llamador de mi tristeza..."
Mario Benedetti

Mi imaginación defiende mis carencias. No tengo un amante, y mis enamorados son tan sólo el viento, el frío y mi soledad.

martes, 26 de octubre de 2010

LA CASA DE LOS ENGAÑOS. Guión y dirección de Andrei Konchalowski





EL AMOR IDEAL COMO REFUGIO, Y EL AMOR REAL COMO DESENGAÑO


Los brincos entre la idealización del amor y el amor real. La ensoñación con Bryan Adams, nunca puede hacer daño porque está en la imaginación.


domingo, 24 de octubre de 2010

EL AMANTE DE LA CHINA DEL NORTE

Hoy desperté recordando el maravilloso erotismo sugerido en el libro El amante de la China del Norte de Marguerite Duras, obra hermosamente narrada como sólo ella podría hacerlo. ¿Autobiográfica? He leído que sí. Tiempo después, la película de Jean Jacques Annaud que sólo se llamó El amante, magnífica también: otra muestra de seduccción y de arte erótico.
Aclaro lugar y fecha de la historia: Indochina Francesa, 1930.

Recordé dos escenas de la película que me dejarón una profunda huella, tanto estética como pasional.

La primera, es el beso espontáneo e intensísimo que la niña deja, desde el exterior, sobre el vidrio del auto de quien será su amante. Lo describo tal y como aparece en el libro, con esas frases cortas y contundentes características de la autora:

Tal vez ella dude de que deba hacerlo o tal vez no sepa que ha atravesado ya el espacio de la calle que los separa.
No se mueve al principio.
Va lentamente hacia él detrás del cristal.
Se queda allí.
Se miran muy rápido, el tiempo de ver, de haberse visto.
El coche está en sentido contrario al camino de ella. Ella apoya su mano en el cristal. Luego aparta la mano y apoya la boca en el cristal, besa allí, deja su boca allí. Sus ojos están cerrados como en las películas.
Es como si hubiera hecho el amor en la calle, había dicho ella.
Igualmente fuerte.
El chino había mirado.
A su vez había bajado los ojos.
Muerto del deseo por una niña.

La niña había vuelto a atravesar la calle.
Sin girarse había retomado el camino del liceo.
Había oído el coche marcharse sin hacer ruido por una carretera como de terciopelo, nocturna.

Nunca en los meses que siguieron, hablaron del espantoso dolor de aquel deseo.

(Después de ser amantes, tal vez por meses, se separan y él se casa en un matrimonio tradicional chino arreglado por su familia. Ella lo mira desde lejos. Pasa poco tiempo y ella sale en un trasatlántico de Indochina hacia Francia).

Segunda escena que me encanta, textualmente de M. Duras:

Muchos años después de la guerra, el hambre, los muertos, los campos, los matrimonios, las separaciones, los libros, la política, el comunismo, él había llamado. Soy yo. Por la voz, ella lo había reconocido. Sólo quería oír su voz. Ella había dicho: Buenos días. Él tenía miedo como antes, de todo. Su voz había temblado, es entonces cuando ella reconoció el acento de la China del Norte.

La película termina con esa escena... A mí, como espectadora, esa llamada final por teléfono, me lleva de golpe al enorme amor y erotismo que aún está vivo, irremediablemente, con un dejo de nostalgia.

¿Puede considerarse un amor inacabado por no haber terminado convencionalemente? Considero que no, y para mi ahí reside su magia y su encanto: en lo aparentemente inconcluso, que flota y se extiende, y deja su presencia en el intemporal imaginario.

sábado, 23 de octubre de 2010

"Frankly, my dear, I don't give a damn" (última frase de Clark Gable a Scarlett O'Hara en Lo que el viento se llevó)

viernes, 22 de octubre de 2010

¿Qué fuego devorador brilla en tus ojos?
¿Qué fiebre de inquietud anima tu sangre?
¿Qué llamada de las tinieblas te impulsa?
¿Qué terrible hechizo has leído en las estrellas del cielo, para que la noche, extraña y silenciosa mensajera, haya penetrado tan secretamente en tu corazón?
Si desdeñas las alegres fiestas, si deseas la paz, corazón fatigado, apagaremos nuestras lámparas y dejaremos las arpas.
Nos sentaremos, callados en la noche, bajo el susurro de las hojas, y la doliente luna derramará sus pálidos rayos en tu ventana.
Oh viajero, ¿con qué espíritu insomne te ha cautivado el corazón de la noche?

Rabindranath Tagore

viernes, 15 de octubre de 2010

Je suis devenue la solitude meme

Un fragmento de El Cuarteto de Alejandía, del primer libro: Justine:

Purswarden, que estaba admirablemente borracho, la invitó a bailar y después de un momento de silencio, se dirigió a ella con su tono melancólico y autoritario a la vez:

- Comment vous défendez-vous contre la solitude?

Melissa lo miró con ojos en los se acomulaba todo el candor de la experiencia y repuso suavemente.

- Monsieur, je suis devenue la solitude meme.

Laurence Durrel

lunes, 11 de octubre de 2010

HASTA DONDE EL CORAZÓN TE LLEVE

El título es de una novela de Susana Tamaro, que hace que me pregunte:
¿Hasta dónde me llevará el corazón? Yo quisiera que tomara el rumbo de los valles y las montañas, o hacia lugares mágicos con luces tenues. Creo que si no escribo, me muero. No importa qué. No importa a quién. ¿Cuál es mi camino?, ¿qué debo buscar y qué no? Necesito un abrazo que me diga: tu cuerpo es verdadero (no eres una mujer de viento efímero, que se escapa entre los dedos). ¿Será que mi alma huye y la pueden apresar los seres del inframundo, cómo en las creencias prehispánicas mesoamericanas?

Necesito atarme a un árbol pues temo que sea un huracán el que me abrace y me azote contra un muro de pedregales. ¿Será que mi corazón está hecho de astillas de espejos rotos? Hoy ésta soy yo, mañana seré diferente.

domingo, 3 de octubre de 2010

AZOGUE

El viernes despidieron de mi trabajo a veinte personas. ¿Quién sigue? Coincidentemente desde ese día siento un viento frío que precede al invierno. Saco del closet una cobija más y una chamarra. Siento que el tiempo es para mí tan espeso como una gota de azogue; su color plateado invita a contemplar sus reflejos multicolores sobre su superficie cóncava y temblorosa. Algo está detenido en esa gota imaginaria que miro hoy, al anochecer.