
Es de noche y hay un silencio que invita a la fantasía. Empiezo a escuchar a Zitarrosa, para que cada acorde me acaricie, cómo sucedió cuando me acompañó por primera vez: su voz, su poesía y su guitarra única e irrepetible.
Al abrir la ventana, entra el aroma de la madreselva a la estancia. La noche se ha instalado en los jardines e invita a mirar la vegetación oscura. Salgo a caminar acompañada por mis perros y siento cómo el aire fresco me reconforta y me da vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario